«Hijo mío, no te olvides de mi ley, y tu corazón guarde mis mandamientos, porque largura de días y años de vida y paz te aumentarán.» Proverbios 3:1-2

 

Hay promesas de Dios para nuestras vidas cuando guardamos sus mandamientos y los ponemos por obra. Por muy difíciles que sean las circunstancias, nunca debemos olvidar ni quebrantar los mandamientos de Dios.