El mundo está viviendo días que quizás nunca vivió en toda su existencia. La humanidad está en busca de una inmunidad a través de una vacuna que le dará cierta protección contra un virus, mas no del pecado.
Pero hay una inmunidad eterna, que solamente podemos obtener a través de Jesucristo, quien por amor a la humanidad dio su vida en una cruz, derramando su sangre preciosa que nos limpia de todo pecado, para librarnos de la condenación eterna al nosotros vivir una vida agradable delante de Dios. 1 Juan 1:9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
Los tiempos de hoy nos hacen un llamado a reflexionar sobre cómo estamos viviendo delante de Dios, el cual pedirá cuentas por cada uno de nuestros actos.
Dice el Salmos 119:11 “En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.”
Y en Proverbios 23:26 “Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos.”
La verdadera inmunidad no está en una vacuna, está en una vida plena en santidad, la cual asegurará la eternidad.
Dios te bendiga.
por Dorcas Anaya de Córdoba.
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